La pastoral de mayores en esta parroquia «empezó con siete mujeres y ahora se ha doblado»
La parroquia Santa Inés ha conseguido recuperar el grupo tras la pandemia de la COVID-19
Han pasado ya cinco años, pero los mayores aún se resienten de los efectos de la pandemia. «El grupo de Vida Ascendente que había en la parroquia se vino abajo», cuenta Pedro Muñoz, párroco de Santa Inés, en Villaverde Alto. Y esto era una preocupación para la comunidad.
Respondiendo a esta realidad, la parroquia se propuso recuperar el grupo de mayores, muy en línea con el plan pastoral para mayores reactivado por la diócesis este curso, presentado en la parroquia del Buen Suceso por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid. Un plan que, en palabras del párroco, ha generado «mucha expectativa», que «quiere unificar» procesos y que «ha abierto una brecha, porque en la diócesis había mucha preocupación por la vida cristiana de los mayores tras la COVID-19».
Así pues, en enero de este año arrancó el Grupo San José de la pastoral de mayor de Santa Inés con el lema Con Cristo el corazón nunca envejece. Entre 16 y 18 personas se han reunido quincenalmente, los viernes, en una experiencia que ha sido muy enriquecedora. «Ha ido muy bien». «En el barrio hay mucha gente mayor, y sola», apunta el párroco, y el grupo «ha vuelto a dar una posibilidad a que los mayores se encuentren».
Oración y acompañamiento
En la parroquia se pasó un cartel anunciado que esperaban a todo aquel que se sintiera solo y tuviera necesidad de ser escuchado; a los que quisieran compartir las ilusiones y los problemas con otras personas mayores; a los necesitados de profundizar en la fe y seguir creciendo espiritualmente, y a quienes estuvieran interesados en ser personas activas en la Iglesia y en la sociedad.
Entre otras actividades recibieron a Carmen Panigua, misionera diocesana de la Delegación de Misiones de la diócesis, que ofreció un testimonio sobre los enfermos misioneros y el ejemplo de vida ofrecida por la misión. El curso lo cerró el vicario de la Vicaría V, Óscar García Aguado, con una celebración en la que se administró el sacramento de la Unción a más de 40 personas.
Bajo el patrocinio de los profetas Simeón y Ana, el grupo ha caminado gracias al párroco, al apoyo de Mercedes Aparicio, coordinadora de Vida Ascendente de la Vicaría V, y el impulso de las hermanas Elena y Maribel Peral. Esta última explica que lo hicieron un poco en homenaje y siguiendo el ejemplo de su madre, «una mujer que ha cuidado mucho de mis abuelos, ha visitado a enfermos…».
Mujeres, viudas y perseverantes
Siguiendo el guion de los encuentros de Vida Ascendente, cada día tenían un momento de oración, de lectura del Evangelio del domingo siguiente y después acababan rezando el rosario en el templo. «El grupo empezó con siete mujeres y ahora se ha doblado el número» porque unas a otras se fueron invitando. Efectivamente, son básicamente mujeres y muchas de ellas, viudas. La mayor, Águeda, tiene 93 años y ha sido «super fiel» desde el comienzo.
El 19 de marzo, fiesta de San José, tuvieron merienda. Es el patrón por excelencia del grupo «porque es el de la Iglesia, los seminaristas, la familia, la buena muerte…; en mi familia hemos rezado mucho a San José», señala Maribel. Ese día acudió una mujer que había enviudado, invitada por otra asistente. «Vio tan buen ambiente y tan buena acogida» que desde entonces ha sido perseverante, y después de muchos años, un día se confesó. «Es que san José…». Maribel tiene claro que el éxito de todo es de él «y de la Virgen».
«El grupo ha ayudado y va a ayudar», vaticina la impulsora. Qué mejor prueba de ello que las mujeres se animan unas a otras a ir: «nos vemos el viernes», o «vamos juntas». Un signo de esperanza en este Año Jubilar de la esperanza, tema que por otro lado también han tratado este año.
Maribel y su hermana Elena esperan ya el comienzo de curso. «La primera reunión será en octubre; ahora es que muchas se han ido a los pueblos o con los hijos». «El Grupo San José tiene fuerza». A las hermanas les queda, no obstante, una espinita: los mayores que aún están tan solos en sus casas y los enfermos.