Solo Javier: La historia real de un moderno san Agustín - Alfa y Omega

Solo Javier: La historia real de un moderno san Agustín

Juan Orellana
Tomás Farrell da vida a Javier en la parte ficcionada de la cinta. Solojavier.com.
Tomás Farrell da vida a Javier en la parte ficcionada de la cinta. Solojavier.com.

Un joven camina por un bosque en un día gris y muy lluvioso. Llega a un monasterio y pide que le dejen entrar. Dos monjes le dan algo de comer y uno le pregunta que cómo se llama; él responde: «Javier». El religioso le insiste: «¿Javier qué? ¿No tienes apellidos?». El joven le mira en silencio y aparece el título del filme: Solo Javier. El espectador se pregunta por qué no quiere decir su nombre completo a los monjes. Enseguida lo sabrá: porque no quiere que su famoso apellido condicione la actitud de los religiosos. El director catalán Josep Maria Anglés dirige esta película sobre la vida de Javier Sartorius Milans del Bosch, nacido en 1962 en Madrid y fallecido prematuramente en 2006 tras una dolorosa enfermedad. La cinta recorre su vida: nació en una familia adinerada muy conocida y llevó una adolescencia dedicada fundamentalmente a dos cosas: al deporte —especialmente al tenis, donde podría haber llegado muy lejos, llamando la atención de Manolo Santana y de los Sánchez Vicario—, y a las juergas nocturnas con alcohol y chicas en las discotecas pijas de moda, como Pachá o Joy Eslava

La producción subraya cómo, tras estudiar con los jesuitas, sus padres le mandaron a California a seguir formándose. Allí conoció el mundo de las personas sin hogar. Comenzó en su vida un periodo de inquietud espiritual que le llevó al orientalismo. Posteriormente, se marchó a Perú como voluntario de los Siervos de los Pobres del padre Salerno, donde ya llevaba un par de años su primo Billy Hartley. En esa misión conoció a un sacerdote que le ayudó a reencontrarse con su fe católica, que había abandonado tras la niñez. Volvió a España e ingresó en un monasterio

El género del filme está a caballo entre el clásico documental y el biopic de ficción. Es decir, se trata de un docudrama que combina las entrevistas e imágenes documentales con muchas secuencias de ficción sobre diferentes momentos de la vida del protagonista. Y todo ensamblado con su voz en off, que da coherencia a la narración. La parte biográfica, que suele ser la más floja en este tipo de películas, aquí es especialmente brillante y extensa, con una interpretación muy convincente de Tomás Farrell. En la parte documental cuenta con las aportaciones de familiares (su hermano Mauricio, su prima Rosa Muguiro), amigos (Alejandro Fernández de Araoz, Jordi Bosch, Jorge Maier) o de su biógrafo, Homero Val. En los créditos finales se pueden disfrutar de algunos vídeos reales de Javier

La cinta transmite con mucha autenticidad y gran esmero estético —con fotografía de Joan Girbau Xalabarder— el proceso de conversión, un camino largo, paulatino, pero también tortuoso, en el que Javier probó de todo, al estilo de san Agustín. Los distintos testimonios y la recreación ficcionada consiguen dibujar el incisivo y oportuno retrato de un hombre mundano de nuestro tiempo que encontró a Dios —o mejor al revés— y lo dejó todo por Él. Ya se ha abierto su proceso de beatificación