La fundadora de Mamás en Acción: «¿Cómo iba a haber niños enfermos y solos en los hospitales?»
Majo Gimeno comenzó este proyecto, ahora en once ciudades, tras comprobar que en La Fe había un pequeño hospitalizado y sin familia
—Todo comenzó un día no especialmente feliz, en una capilla de un callejón perdido de Valencia y quizá hasta con san Nicolás de por medio… ¿Cómo fue esa primera semilla de Mamás en Acción?
—Primero fue de incredulidad. Me costaba creer que lo que me había contado aquel sacerdote en la iglesia de San Nicolás fuera real. Cómo iba a haber niños enfermos y solos en el hospital… Ese escepticismo luego fue curiosidad y necesité confirmarlo por mí misma. Cuando me encontré con aquel primer niño al que no me dejaron acompañar, esa semilla se convirtió en una raíz muy fuerte que, aunque yo no quería alimentar, crecía con fuerza dentro de mí y me obligó a ponerme en marcha y a crear esa organización que no existía y que debía ser la que acabara con aquel vacío social.
—Este movimiento de ternura maternal comenzó en el hospital de La Fe, en Valencia, y ahora está en once ciudades. Solo en Madrid, en 18 hospitales. ¿Cómo se da un salto así?
—El primer niño que acompañamos tenía 7 años y fue un caso de maltrato doméstico muy grave. Pasamos con él más de cinco meses, ininterrumpidamente, en turnos de tres horas por el día y las noches completas; no le dejamos solo ni un minuto hasta el alta. Durante su recuperación, la psiquiatra infantil nos advirtió de que iba a desarrollar un patrón psiquiátrico de agresividad, adherido al maltrato recibido, y nos pidió que prestáramos atención a los síntomas. La realidad es que ese patrón de agresividad no apareció y, aunque les pareció un caso extraordinario, tres años después, tras más de 10.000 horas de acompañamiento a ese perfil de niños, la agresividad seguía sin aparecer y aquello ya no era un hecho aislado. Los pediatras y la psiquiatra decidieron investigar sobre nuestro método de acompañamiento y en noviembre de 2018 pusieron evidencia científica a nuestra labor. Aquello hizo que pediatras de hospitales de toda España nos llamaran y dijeran: «Yo también tengo niños solos, ¿podéis venir?». Y ahí comenzó nuestra expansión.
Dicen los capellanes de los hospitales que la mayor soledad tras esas puertas de las habitaciones es la de los ancianos. De hecho, podríamos pensar en un Nietos en Acción. «Creo que la verdadera pandemia de nuestro mundo es la soledad no deseada y efectivamente no la sufren solo nuestros niños», asegura Gimeno. Muchas personas mayores «e incluso personas a las que damos por supuesto que su vida está bien, están sufriendo de soledad». De hecho, «las estadísticas nos dicen que el consumo de ansiolíticos está en niveles históricos y el índice de suicidios crece cada día». La fundadora de Mamás en Acción asegura no llegar a más, pero anima a los lectores a poner en marcha esta secuela para los mayores.
—Los hospitales confían en ustedes. Hasta tal punto que nadie más podía acceder durante la pandemia. ¿Qué ofrecen para que esto haya sucedido?
—Nosotros estamos ahí para servir. Somos un recurso de hospital y ellos son los que nos activan. Entramos cuando el hospital nos llama y salimos al alta del niño. Nuestra máxima es servir sin entorpecer. Estamos al servicio del personal sanitario y acompañamos a los niños dándoles lo que el sistema no les proporciona: amor, cariño, cuidado… lo que nadie nos puede pagar por hacer y lo que nadie puede devolverte jamás: el tiempo que les dedicamos a los pies de sus camitas. A mí me gusta decir que en Mamás en Acción llevamos «lo que falta» y que, con ello, transformamos patrones de conducta a mejor e interferimos en las secuelas del mal, que se interrumpe para dejar paso al bien.
—Hay un objetivo 2030. ¿Cuál es?
—Mamás en Acción trabaja solo con un objetivo: #NiUnNiñoSolo. Y tenemos un plan para alcanzarlo (Dios mediante) en el 2030.
—No hace falta ser madre o ser mujer para ser voluntaria, ¿correcto? ¿Animamos a los muchachos?
—En Mamás en Acción cabemos todos, porque todos somos capaces de amar y dar amor. ¡Nuestra comunidad es muy diversa y nos encanta! Si eres capaz de donar lo que nadie te va a devolver jamás, bienvenido.
—Aunque hay lista de espera. Y, además, se tejen redes de cuidado entre voluntarios. De hecho, hay hermanos de cuidados.
—Vigilamos mucho el cuidado de nuestros voluntarios y activamos mecanismos de autocontrol para saber en cada momento quién necesita más atención y poder acompañarle bien.