¿A qué iglesia ir durante las vacaciones? La app Horarios de Misa tiene la respuesta - Alfa y Omega

¿A qué iglesia ir durante las vacaciones? La app Horarios de Misa tiene la respuesta

Con dos millones de descargas e información sobre 125.000 templos, su fundador llama a salir al mundo digital para «empezar cosas chiquititas, pero hay que empezar»

Rodrigo Moreno Quicios
Pablo Licheri es el fundador de la app Horario de Misas. Foto: La Machi

Para muchos, agosto es su mes de vacaciones tras pasarse el curso trabajando. Una ocasión para viajar al extranjero, otra ciudad española o incluso un pequeño pueblo. Sin embargo, no se toman vacaciones de ser cristianos y en su nuevo destino buscan dónde asistir a Misa. A veces no es sencillo, pero tienen a su disposición aplicaciones móvil como Horario de Misa, un servicio lanzado en 2014 y que ya acumula dos millones de descargas. Su fundador, el argentino Pablo Licheri, nos atiende por teléfono desde Roma tras participar en el Jubileo de los Misioneros Digitales e Influencers Católicos.

«Estos dos días, el lunes y el martes, han sido espectaculares, he salido muy contento de poder conocer en persona a influencers de todo el mundo que ves siempre en el móvil o en el ordenador», nos confía. Aunque esa admiración puede también discurrir en el sentido contrario, pues a veces se encuentra con jóvenes que le dicen: «¡tú eres Pablo, de Horarios de Misa! Muchas gracias, una vez fui a Croacia, no encontraba ninguna y me salvaste el día». Y otras veces recibe mensajes parecidos por correo electrónico, aunque «no es lo mismo».

Licheri nos cuenta que, en los orígenes de la app, hace 11 años, «cargué las 200 iglesias de Buenos Aires con sus horarios de Misa y un icono que se podía pulsar para añadir más información». «Fue un trabajo de hormiga y lo hicimos a pulmón». Ahora cuenta con una base de datos 125.000 parroquias en todo el mundo y un equipo más grande que actualiza la información de 7.000 al mes —no siempre con nuevas incorporaciones pero sí con los últimos cambios—. Por eso, cuando algún usuario les envía cualquier notificación, «les respondemos en el mismo día», lo que, «como lo hacemos muy rápido, a alguna gente le genera sorpresa». Y «cuando les contestas en dos minutos, les das muchas ganas de seguir colaborando».

Después, a través de las correcciones que les proporcionan los usuarios, los sitios web de las diócesis o Google Maps, el equipo de Horarios de Misa afina la información que pueda haber cambiado. Y que va más allá de las Misas, pues incorpora los horarios para confesarse o hacer Adoración eucarística. «También añadimos el horario de la oficina parroquial y actividades que se hacen», completa el fundador.

Arraigada en España gracias a las críticas

Siendo de origen argentino, resulta llamativo que esta aplicación tenga tanto arraigo en España. Pablo Licheri confiesa que no le quedó más remedio porque, en sus primeros tiempos, los españoles que se la descargaban «me ponían calificaciones muy malas diciendo que era una porquería porque no salía la iglesia de su barrio». Con pedagogía, él trataba de explicarles que «era gratuita y tenían la oportunidad de ayudar a los católicos que vivían en su zona» incorporando ellos mismos la información a su alcance.

Sin embargo, la idea no arraigaba en ellos y sus críticas «me bajaban mucho la reputación». También en Estados Unidos, que tiene 20.000 iglesias al igual que España y donde se producía la misma dinámica. «Entonces contraté a un equipo de gente que estuvo un año y medio recorriendo los sitios web de las diócesis buscando los nombres de las iglesias», detalla. «Nos costó mucho dinero y trabajo pero, si no lo hacíamos, iban a seguir poniéndonos una estrella». No obstante, tras el empujón, los resultados están ahí.

Tras peinar Internet en busca de horarios, el argentino nos explica que «de 3.000 diócesis que hay en el mundo, un 70 % no tienen página web porque están en países pobres o pequeños». Y, entre las que quedan, «en los países ricos hay diócesis con sitios web muy organizados pero, cuando les escribo un correo, se pierde en sus circuitos internos». Narra incluso el caso de una diócesis específica estadounidense que le desautorizaba a dar información de sus iglesias asegurando que esta —difundida profusamente por la web— «tenía copyright».

Burocracias aparte, preguntado sobre qué primera cosa pequeña pueden hacer los católicos para salir al mundo digital, Licheri los anima «a que empiecen cosas y que sean chiquititas». «Si perseveran, podrán poner todos los frutos en manos de Dios». A su juicio, «uno pone dos peces y cinco panes y Dios hace la multiplicación, pero hay que empezar».