El detenido por el ataque a la iglesia de Granada «sufría alucinaciones»
La familia del atacante, «muy afectada por lo sucedido», comunicó a un médico en junio su condición y esperaban una llamada para acudir al psicólogo
Los testigos aseguraron que el atacante «no estaba bien» cuando comenzó a causar destrozos en la parroquia de la pedanía de El Pozuelo de Albuñol (Granada). Un magrebí de 20 años, la tarde del pasado domingo, 17 de agosto, quemó algunas pertenencias de la iglesia de Santiago Apóstol y luego se encerró en el interior. Finalmente la Guardia Civil lo detuvo y los bomberos acabaron con las llamas.
Según ha desvelado El Confidencial, la familia del joven, «muy afectada por lo sucedido», comunicó a un médico en junio que sufría «alucinaciones», y esperaban una llamada para poder acudir al psicólogo. Llevaba cerca de un año y medio residiendo en España y trabajaba en el campo recogiendo tomate y pimiento. El diario digital, que ha hablado con un pariente del detenido, asegura que este «pide perdón varias veces durante la entrevista y se ofrece a trabajar o aportar dinero para arreglar la iglesia dañada».
El Arzobispado de Granada, por su parte, lamentó y «condenó firmemente» este suceso, que «atenta gravemente a lo más sagrado del culto cristiano y de los sentimientos religiosos de la mayoría de sus habitantes» y dio las gracias por «el esfuerzo y riesgo» de la Guardia Civil y los bomberos. Nuestra gratitud también a las parroquias e instituciones civiles que han ofrecido su ayuda para paliar los daños materiales, así como a quienes han mostrado su solidaridad con la comunidad católica». También la alcaldesa del municipio, María José Sánchez, agradeció además la rápida actuación de vecinos. La regidora hizo un llamamiento a la serenidad y rechazó cualquier intento de utilizar este «lamentable» suceso para «generar división o confrontación» entre los vecinos.
El arzobispado, asimismo, pidió a los fieles «desagraviar a Dios por este grave suceso y orar por la concordia y la paz entre todos, que han de ser el distintivo de los verdaderos ciudadanos y de los creyentes».