El hostigamiento de grupos de interés americanos - Alfa y Omega

Para sorpresa general, los primeros en descubrir la valía de Francisco fueron medios económicos americanos como The Wall Street Journal, Forbes y Fortune, que lo situaban entre las personas más influyentes del mundo. En diciembre llegaron los reconocimientos como «personaje del año» en los principales diarios y revistas. Poco después, en 2015, llegó la invitación a tomar la palabra ante el Congreso de Estados Unidos en sesión conjunta de ambas cámaras.

Pero, al mismo tiempo, las grandes empresas carboneras y petroleras empezaron a enfilarlo y embestirlo cuando estaba preparando la encíclica Laudato si (2015), una alerta frente a la destrucción de la atmósfera —el «efecto invernadero» y consiguiente cambio climático— por el excesivo consumo de combustibles fósiles. Pronto se sumaron a la ofensiva algunos fondos especulativos de inversión y empresas de armamento, que detestaban sus mensajes contra el enriquecimiento a costa de los ahorros de los demás o contra la multiplicación de guerras. 

En febrero de 2016, durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso desde México, un periodista comentó a Francisco que el candidato Donald Trump le acusaba de ser un peón del Gobierno mexicano para favorecer la inmigración. El Papa respondió sereno: «Una persona que piensa solo en construir muros, sea donde sea, y no en construir puentes, no es un cristiano». La represalia del ala conservadora republicana fue politizar y crispar todavía más a los católicos, y la ofensiva de Steve Bannon en Europa para crear un «contravaticano» en Trisulti.

Por aquel entonces, algunos multimillonarios conservadores que daban dinero al Vaticano a cambio de acceso e influencia estaban molestos de que Francisco no predicase su «evangelio capitalista»: no debe haber impuestos sobre beneficios de capital, no se debe criticar la especulación financiera ni los paraísos fiscales, no se debe proponer la solidaridad ni una cobertura sanitaria nacional… 

Tuit de Donald Trump en 2020, en el que alaba a Carlo Maria Viganò por una carta abierta contra los confinamientos de la pandemia en la web 'LifeSiteNews'

Tuit de Donald Trump en 2020, en el que alaba a Carlo Maria Viganò por una carta abierta contra los confinamientos de la pandemia en la web LifeSiteNews.

Los ataques de todos estos sectores pasaron a ser casi continuos pero siempre indirectos, utilizando el dinero de fundaciones y think tanks para influir incluso en medios de comunicación católicos o autodeclarados como tales. Cuando el exnuncio en Estados Unidos Carlo Maria Viganò pidió a bombo y platillo en 2018 la dimisión del Papa acusándole falsamente de haber protegido al cardenal abusador Theodore McCarrick —a quien en realidad había sancionado y terminaría expulsando del cardenalato y del sacerdocio—, el magnate inmobiliario californiano Tim Busch, del consejo directivo de la televisión católica EWTN, se jactó en The New York Times de haber publicado el delirante manifiesto en un medio de la cadena y de que «el arzobispo Viganò nos ha prestado un gran servicio».

Poco después, Busch y otros multimillonarios afines creaban el proyecto Red Hat Report (Informe Birretas Rojas) nada menos que en la Universidad Católica de América (CUA por sus siglas en inglés), la joya académica de la conferencia episcopal del país. El director del proyecto informó de que habían contratado a diez antiguos agentes del FBI para elaborar informes confidenciales sobre los 124 cardenales electores, «pues tienen que estar sometidos a control público, y eso requiere un mecanismo para avergonzarlos». Los rating empezaron a aparecer en el portal ultraconservador LifeSiteNews, en su línea de politizar y crispar a personas creyentes.

Cada seis meses o cada año han aflorado operaciones para derribar a Francisco. El vaticanista del diario La Croix, Nicolas Senèze, autor del libro Cómo Estados Unidos quiere cambiar de Papa (San Pablo, 2020), explicaba que estos millonarios «han intentado durante años influir en Francisco pero, al ver que no consiguen hacerle cambiar, han decidido cambiar de Papa».

En el Vaticano se han visto también como hostiles algunas actitudes de entidades como The Napa Institute, The Acton Institute, The Becket Fund, etc. Por fortuna, algunos de los promotores se fueron dando cuenta de su error —como ha sucedido en EWTN— y, o bien moderaron el fuego, o abandonaron el grupo.