El mundo despide al Papa Francisco en unas exequias multitudinarias e históricas
Uno de los momentos más emocionantes ha sido cuando los patriarcas de las Iglesias orientales se han acercado al féretro para pronunciar una oración en griego y árabe
Alrededor de 200.000 fieles han acudido en la mañana de este sábado a la Misa exequial del Papa Francisco, evento para el que no se necesitaba acreditación y que han podido seguir gracias a las pantallas gigantes colocadas. La ceremonia se ha celebrado en un ambiente de solemnidad seis días después de que falleciera a sus 88 años en la residencia de Santa Marta como consecuencia de un ictus. Una misa exequial que ha sido multilingüe y que ha sido histórica por implementarse los cambios que hizo el propio Francisco, en los que simplificaba el protocolo funerario de los papas. Por ejemplo, durante la Misa se ha reducido el número de alusiones a títulos como Romano Pontífice o Sumo Pontífice, se ha eliminado el velatorio privado y también la llamada cámara apostólica, que era un colegio eclesiástico que asistía al cardenal camarlengo durante la gestión de la sede vacante.
La seguridad ha sido uno de los elementos clave en este evento de talla mundial y en el que se han congregado más de 160 delegaciones, entre los que se encuentran 50 jefes de estado y decenas de líderes mundiales, como el presidente de Argentina, Javier Milei, el de Estados Unidos, Donald Trump o el de Ucrania, Volodímir Zelenski. Según ha informado la Casa Blanca, estos dos últimos mandatarios han mantenido una reunión «muy productiva» antes de la ceremonia. Era la primera vez que se encontraban después de la bronca que tuvieron en Washington y, fruto de este encuentro, se conoce que han decidido continuar hoy mismo las conversaciones sobre un posible acuerdo de paz futuro.
Todas las autoridades se han sentado, según indica el protocolo, por orden alfabético del país al que representan en francés, ya que este es el idioma diplomático del Vaticano. En representación de España han acudido los reyes, encabezando la delegación, junto a las vicepresidentas primera y segunda del Gobierno María Jesús Montero y Yolanda Díaz. Además, también han acudido el ministro de presidencia, Félix Bolaños y Alberto Núñez Feijóo.

Tras la procesión fúnebre que ha trasladado el ataúd de Francisco a la plaza de San Pedro, ha comenzado la Eucaristía presidida por el cardenal Battista Re, quien ha destacado en su homilía algunos de los viajes apostólicos de Francisco, como el de Lesbos, Lampedusa o a la frontera entre Estados Unidos y México, todos ellos símbolo de su preferencia ante los más pobres y las periferias. Además, ha recordado que Francisco «fue un papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia». Tanto con su lenguaje, «rico en imágenes y metáforas» como con su calidez humana a la hora de acercarse a las personas, cercanas a la Iglesia o no, y especialmente a los «marginados y últimos de la tierra».
Con las exequias de este sábado dan inicio las llamadas Misas de Novenario, que se trata de nueve días consecutivos en los que se rendirá homenaje al Pontífice fallecido con distintas celebraciones eucarísticas. Cada jornada estará presidida en un lugar diferente y presidido por un prelado diferente. La segunda Misa de Novenario tendrá lugar este domingo a las 10:30 y estará presidida por Pietro Parolin, exsecretario del Estado Vaticano.
En la Misa exequial han participado también más de 200 cardenales —muchos de ellos estarán en el cónclave—, 750 obispos y sacerdotes. Sin embargo, la Eucaristía también ha tenido una fuerte representación ecuménica. Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia ha sido después de las letanías, cuando se han acercado al féretro los principales líderes de las Iglesias Orientales, y la posterior oración que ha recitado en griego y otras lenguas litúrgicas orientales el patriarca de Antioquía de los greco-melquitas Youssef Absi. Un canto que ha rezado: «Cristo ha resucitado y ha triunfado sobre la muerte», y que ha elevado la Iglesia oriental por el Papa Francisco en el día de su despedida.
Con el canto del magníficat y los aplausos espontáneos de los fieles congregados, el féretro que contiene el cuerpo de Francisco se ha retirado de la plaza de San Pedro para preparar su traslado a la basílica de Santa María la Mayor, donde él mismo expresó su deseo de ser enterrado.