El Papa insiste en la necesidad de «proteger los lugares sagrados de todas las religiones» - Alfa y Omega

El Papa insiste en la necesidad de «proteger los lugares sagrados de todas las religiones»

A la salida de la Misa en la catedral de Albano, el Papa ha hablado con periodistas sobre su reciente conversación con Netanyahu

Redacción
El Papa saluda a los fieles a la salida de la catedral de Albano. Foto: CNS photo/Lola Gomez.
El Papa saluda a los fieles a la salida de la catedral de Albano. Foto: CNS photo/Lola Gomez.

La comunidad de Albano, una ciudad de poco más de 35.000 habitantes, a escasos dos kilómetros de Castel Gandolfo, ha celebrado con entusiasmo la visita de León XIV este domingo, 20 de mayo. Para llegar a la catedral de San Pancracio Mártir, el Papa ha recorrido a pie el trayecto entre los fieles, peregrinos y turistas reunidos en la piazza Pia, deteniéndose a saludar a varios de ellos —incluidos enfermos y ancianos—, mientras la banda municipal acompañaba con música de fondo.

Después de saludar a las autoridades civiles y eclesiásticas, el Pontífice ha recibido varios obsequios, entre ellos una canasta con productos típicos de la región y un plato de plata con el escudo de la diócesis, preparado originalmente para su toma de posesión como cardenal-obispo de Albano, ya que el Papa Francisco había nombrado al entonces cardenal Prevost para ese cargo el 6 de febrero de este año. La ceremonia de toma de posesión estaba prevista para el 12 de mayo, fiesta de San Pancracio, patrón de la diócesis. Sin embargo, cuatro días antes, el 8 de mayo, fue elegido Papa, y la celebración no llegó a realizarse. «Estoy muy feliz de estar hoy aquí para celebrar la Eucaristía dominical en esta hermosa catedral. Como saben, debía llegar el 12 de mayo, pero el Espíritu Santo tenía otros planes. Aun así, estoy realmente contento, y con esta fraternidad y alegría cristiana, saludo a todos los presentes», ha asegurado al inicio de sus palabras.

Del Evangelio del día, la visita de Jesús a Betania, el Papa ha recordado que «Marta lo recibe con múltiples cuidados, mientras María lo escucha sentada a sus pies, con la actitud del discípulo frente a su maestro. Jesús alaba esta actitud y nos invita a imitarla, reconociendo el valor de la escucha». Y ha advertido que «sería un error oponer estas dos actitudes o compararlas en términos de mérito. Escucha y servicio son dimensiones gemelas de la acogida». Y ha sugerido que las vacaciones son tiempo propicio para esto: «Aprovechemos todo eso para disfrutar —saliendo del torbellino de compromisos y preocupaciones— de algún momento de tranquilidad y recogimiento, como también para compartir, yendo a algún lugar, la alegría de vernos —como lo es para mí estar hoy aquí—. Propiciemos las ocasiones para cuidarnos unos a otros, para intercambiar experiencias e ideas, para ofrecernos comprensión y consejos mutuamente; esto nos hace sentirnos amados, y todos lo necesitamos. Hagámoslo con valentía».

Ciertamente, ha añadido, «todo esto cuesta esfuerzo. Ni el servicio ni la escucha son siempre fáciles; requieren tenacidad y capacidad de renuncia. Cuesta esfuerzo, por ejemplo, en la escucha y en el servicio, la fidelidad y el amor con los que un padre y una madre llevan adelante a su familia; como también cuesta esfuerzo el tesón con el que los hijos, en casa y en la escuela, corresponden a sus sacrificios; cuesta esfuerzo comprenderse cuando se tienen opiniones diferentes, perdonarse cuando uno se equivoca, ayudarse cuando uno está enfermo, sostenerse cuando uno está triste».

Y solo a través de estos esfuerzos, ha concluido el Papa, es posible construir algo verdaderamente valioso en la vida. Así nacen y se fortalecen relaciones auténticas y profundas entre las personas.

Delicadeza, atención y apertura para acoger y ser acogido

A continuación, durante su alocución previa al rezo del ángelus, se ha centrado en el valor de la hospitalidad: «Nuestro Dios supo hacerse huésped primero, y también hoy está a nuestra puerta y llama y ha destacado, además, que en italiano la palabra ospite designa tanto a quien acoge como a quien es acogido, una ambivalencia que —ha dicho— encierra una enseñanza espiritual: «Fuera del juego de la acogida recíproca, nuestra vida se empobrece. Es necesaria la humildad tanto para acoger como para ser acogido. Requiere delicadeza, atención, apertura».

Comentando el Evangelio dominical, el Papa observó que Marta, aunque generosa, se deja absorber por el ajetreo de las tareas, lo cual la aleja del sentido profundo de la visita de Jesús. «Está tan concentrada en lo que tiene que hacer para acoger a Jesús, que corre el riesgo de arruinar un momento de encuentro inolvidable”» En contraste, María «pareciera que ha perdido el sentido del tiempo, conquistada por la palabra de Jesús». El Papa ha aclarado que no se trata de una actitud pasiva ni evasiva: «No es que sea menos concreta que su hermana, ni menos generosa, sino que ha aprovechado la oportunidad».

León XIV ha vuelto a aludir, ante los fieles en la plaza, que el tiempo veraniego es propicio para «bajar el ritmo» y adoptar una actitud más parecida a la de María. Además, ha criticado las promesas de la industria del turismo, que busca «vendernos todo tipo de experiencias, pero quizá no lo que realmente buscamos. Todo encuentro verdadero no se puede comprar, es gratuito», ya sea con Dios, con los demás o con la naturaleza.

«El mundo ya no soporta más la guerra»

Rezar por la paz y lograr que las partes se sienten a negociar: ese fue uno de los mensajes que León XIV ha querido transmitir tras la Misa en un breve intercambio con la prensa. El Papa ha hecho un llamamiento directo al diálogo y, sobre todo, a deponer las armas: «El mundo ya no lo soporta. Hay demasiado conflicto, demasiadas guerras. Tenemos que trabajar de verdad por la paz: rezar con confianza en Dios, sí, pero también actuar», ha expresado.

En relación a su conversación telefónica con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, el Papa ha insistido en la «necesidad de proteger los lugares sagrados de todas las religiones» y ha instado a actuar en conjunto, «respetando a las personas», para poner fin a «tanta violencia, tanto odio, tantas guerras». Ya en aquella llamada telefónica, realizada justo después de la operación militar en Gaza, León XIV había subrayado con firmeza la importancia de alcanzar un alto el fuego y poner fin a la guerra. Desde el Vaticano se difundió también un comunicado oficial en el que se recoge este mensaje, así como la profunda preocupación del Papa por la dramática situación humanitaria que atraviesa la población de Gaza, una situación cuyo «precio desgarrador lo están pagando, en especial, los niños, los ancianos y las personas enfermas».