Fallece la hermana María Luisa Retuerta, alma de la Fundación Buen Samaritano
Enfermera de profesión, la religiosa vedruna decidió hace más de tres décadas mejorar la vida de las personas con problemas de salud mental grave de Carabanchel
La hermana María Luisa Retuerta, enfermera de profesión y fundadora de la Fundación Buen Samaritano, ha fallecido este viernes. La religiosa vedruna decidió hace más de tres décadas mejorar la vida de las personas con problemas de salud mental grave de su barrio, Carabanchel.
A mediados de los años 90 un pequeño grupo de religiosos, a raíz de una reunión organizada por Pastoral de la Salud del Arzobispado de Madrid, pusieron sobre la mesa la gran necesidad de recursos y respuestas de atención al colectivo de personas con problemas de salud mental en el distrito de Carabanchel. Contactaron con el Servicio de Salud Mental de la zona y gracias a su gran empeño, consiguieron el apoyo de grandísimos profesionales como Valentín Lemus y Enrique Torres, y la disponibilidad de colaboración con varias horas de su jornada laboral para desarrollar distintos talleres ocupacionales en los bajos de la parroquia Nuestra Señora del Sagrario.
La gran labor de voluntarios como Francisco Coronado, Ángel Balugo, etc., junto a los generosos profesionales de salud mental y la hermana María Luisa, propició que rápidamente el boca a boca hiciera crecer el número de personas que solicitaban participar en los talleres y en poco tiempo el espacio limitó dar atención a tantas personas interesadas.
La búsqueda incesante de la hermana María Luisa de un nuevo inmueble llevó a la cesión de uso de la actual sede de la Fundación El Buen Samaritano en la calle Matilde Hernández y la constitución oficial de la fundación en 1998. En 2003 llegarían los tres primeros centros de rehabilitación psicosocial y laboral: Centro de Día, Centro de Rehabilitación Psicosocial y Centro de Rehabilitación Laboral de Carabanchel.
La hermana María Luisa estuvo siempre presente, apoyando con su participación activa en las actividades de ocio y tiempo libre, organizando la gestión de los voluntarios —participación de tantos años de personas como Puri Vallés, Rosario Arias, Doro Marijuán—, apoyando económicamente desde su congregación tantos y tantos proyectos que permitían hacer viajes estivales a la playa, comidas en el campo de confraternización, que tres décadas después perduran.
Esas décadas de esfuerzo, tesón y gran dedicación logran que hoy día la fundación atienda anualmente a 450 personas y a sus familiares desde la gestión de siete recursos de atención en la zona sur de Madrid y Alcobendas, gracias al equipo de 80 profesionales.