Fuegos artificiales en Beirut para celebrar la tregua entre Israel y Hizbulá
El cardenal Pierbattista Pizzaballa manifestó a varios medios que el acuerdo en el Líbano «no significa que vaya a haber paz»
El acuerdo de alto el fuego durante 60 días entre Israel y Hizbulá fue recibido con «fuegos artificiales» por las calles de Beirut cuando entró en vigor. El cese temporal de hostilidades había sido aprobado por el Gabinete de Seguridad israelí tras varias horas de reuniones y al término de una intensa jornada de ataques aéreos sobre el sur del Líbano y el valle de la Bekaa.
El padre Toufic Bou Mehri, franciscano de la Custodia de Tierra Santa y superior del convento franciscano de Tiro, a pocos kilómetros del confín sur con Israel, asegura que todo el mundo «espera que sea un impulso para la paz». Pocos meses después de que el Ejército israelí comenzara a bombardear el sur del país, este sacerdote —que no dudó en abrir las puertas del convento donde vivía para acoger a decenas de familias desplazadas— tuvo que desplazarse a Beirut. Desde la capital libanesa ha visto esta madrugada cómo a la andanada de misiles que duraron hasta las cuatro de la madrugada le ha seguido la alegría de la gente que se echó a las calles para festejar la entrada en vigor del alto el fuego. «Esta noche Beirut no ha dormido. La gente lo ha celebrado hasta disparando fuegos artificiales», asegura.
Muchas de las personas que —como él— habían huido en masa hacia el norte en busca de lugares más seguros están ya emprendiendo el viaje de retorno a casa. «La carretera hacia el sur está ahora mismo abarrotada de coches con familias que vuelven a sus hogares», explica. Sin embargo, el Ejército israelí ha avisado de que aún no es seguro volver a las zonas donde siguen desplegadas sus tropas.
Según el Ministerio de Sanidad libanés, al menos 3.823 personas han muerto y más de 15.000 han resultado heridas en ataques israelíes en el Líbano desde octubre del año pasado. Además, la ONU asegura que 1,2 millones de personas están desplazadas en Líbano, a las que se suman otras 60.000 en territorio israelí.
En todo caso, sobre el terreno las muestras de alivio y regocijo ante la tregua han sido unánimes. «Aquí todo el mundo espera que a la tregua le siga la paz. Estamos cansados de la guerra, el odio, la destrucción y las masacres. Esperamos la paz y rezamos por ella», señala el franciscano.
Más prudente se ha mostrado el patriarca de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, quien manifestó en declaraciones a los medios de comunicación que el alto el fuego en el Líbano «no significa que vaya a haber paz». «La paz es otra cosa muy distinta», afirmó tras la presentación este martes de una nueva versión de la Biblia en árabe. «En Gaza las cosas seguramente continuarán, Dios sabe cómo», lamentó. El acuerdo entre Israel y el Líbano prevé tres etapas: la tregua a la que deberá seguir la retirada de las tropas de Hizbulá situadas en el norte del río Litani; la retirada progresiva de las tropas israelíes del sur de Líbano en un plazo de 60 días; y, por último, negociaciones entre Israel y Líbano sobre la demarcación de la frontera, actualmente establecida por la ONU tras la guerra de 2006.