«Hay niños que solo oyen hablar de Dios en catequesis»
Los catequistas de Madrid reflexionan sobre su labor tras ganar el jubileo. «La escasez de sacerdotes» hace «fundamental» esta tarea para «la transmisión de la fe»
El Jubileo de los catequistas reunió el pasado fin de semana a cerca de 35.000 personas en Roma. Entre ellas, Carmen Fernández Celada, catequista de la madrileña parroquia Santa María de la Merced, que se quedó «impresionada» por el «recogimiento interior» del Papa durante «la celebración de la Eucaristía». Para Nazario y Raquel, coordinadores de la pastoral de novios en la parroquia Stma. Trinidad, de Collado Villalba, el Jubileo ha sido «una oportunidad de renovar nuestra vocación de catequistas y de experimentar las gracias recibidas».

En clave de acompañamiento
Allí también estuvo presente Isabel García Peromingo, catequista de adultos, que agradece especialmente las oraciones que León XIV aseguró por ellos, y Teresa Guijarro, catequista de adultos de la basílica de la Milagrosa, que todavía paladea las palabras del Pontífice acerca del «ministerio que ejercemos» los catequistas. Para ella, este «servicio a la Iglesia» es necesario entenderlo en clave de acompañamiento. Además, «hay que ser muy coherentes» y «testigos de cómo vivimos nuestra fe en nuestro entorno, familias y comunidades».
Se trata de un testimonio imprescindible en «este momento tan convulso de nuestra historia», donde «hay niños que solo oyen hablar de Dios en la catequesis», asegura Fernández Celada. «La mayoría de nuestros catecúmenos vienen de familias que reciben los sacramentos por tradición, porque toca recibirlos y no por necesidad auténtica de crecer en la fe».

Tarea fundamental
Esto se suma a «la escasez de vocaciones sacerdotales, intención por la que no tenemos que dejar de pedir», opinan Nazario y Raquel. Todo ello hace que «el papel del catequista sea fundamental en la actualidad para la transmisión de la fe». En este sentido, el momento de encuentro con el catequista es una oportunidad para que los catecúmenos «conozcan, sientan y vivan a través nuestro el amor y la paz de Dios», señala la catequista de Santa María de la Merced, que pide que «ese amor de Dios» se refleje «no solo en nuestra cara sino también en nuestra forma de transmitir la fe».
Por último, la catequista de adultos Isabel García Peromingo habla de la importancia de «contar lo que el Señor hace en nuestra vida» y sugiere «tener una relación viva con Él».