La madre de la familia más numerosa de España: «Uno es más feliz cuando sirve»
Rosa Pich, madre de familia numerosa que se quedó viuda con 15 hijos, comparte en su libro También hay Cielo «las herramientas que te ayudan a volver a sonreír»
—¿Qué vamos a encontrar en También hay Cielo?
—Este es mi tercer libro. La gente ahora me dice escritora, pero yo me defino como diseñadora. He trabajado 25 años en la empresa textil. Lo que vamos a encontrar es un mundo lleno de problemas, dificultades, enfermedad… Incluso vamos a toparnos con la muerte, pero vista desde otro punto.
Nos da consejos sobre cómo afrontar el día a día de una persona corriente en el mundo actual, en 2025. Cómo afrontar la adversidad y, en vez de decir que nada vale la pena, a pesar de todas las dificultad, encontrar el cielo aquí en la tierra.
Tengas uno o 100 problemas, nos damos la mano, estamos en el mismo equipo. Hay que afrontar de otra manera las situaciones que te deparan en la vida. Es otra visión totalmente revolucionaria que podremos decir con alegría. Hay que buscar los puntos fuertes a través de las dificultades de cada uno y se puede salir reforzado.
—Es un libro muy sufrido porque usted ha experimentado la pérdida.
—En este libro me abro en canal a pesar de que, catalana como soy, la intimidad sea tan importante. No me gusta airear el sufrimiento, pero lo he hecho porque creo que hay una necesidad aquí en el mundo de dar herramientas para salir adelante ante las dificultades.
Yo no tenía idea de escribirlo, pero me animó la Editorial Albada e intento hacer bien a la sociedad. Todo lo que sea poner un granito de arena me parece fantástico. Mientras venía en tren a Madrid también me han llamado desde el extranjero, era para ir a Miami a final de año a presentar un libro que ya está traducido al inglés. Y como tengo otro viaje a Singapur en diciembre, creo que lo vamos a hacer en noviembre. En este mundo estamos para servir.
—¿Qué episodios comparte de su vida?
—Sobre todo que está basado en hechos reales, no en blablabla ni filosofías. A veces me preguntan: «Cuando te enfrentaste a la muerte de tres hijos o la muerte repentina de tu marido dejándote viuda con 15 hijos, ¿cuáles son las herramientas que te ayudan a volver a sonreír?». Hay que encontrarlas en tu tierra, en la calle, en el piso donde vives con tu gente… La actitud es importante porque depende solo de ti en vez de las circunstancias. Es importante aprender a cambiarla ante los problemas de la vida, de ti depende.
¿Quieres llorar? Hazlo. Pero después de llorar tres horas y el lagrimal seco, piensa qué vas a hacer. Uno es más feliz cuando sirve. ¿Qué actitud quieres tener? Eso se aprende. Esto requiere su tiempo y un entrenamiento. Es como correr primero un kilómetro, luego tres y al final una maratón entera.
—¿La ayuda también la oración?
—Hablo mucho de cuerpo y de espíritu y, cuando hablo de espíritu, me dirijo siempre a los seguidores que tengo en redes sociales por todo el mundo. Los hay también protestantes o budistas. Yo soy católica practicante y cada día —no es solo que lo quiera— necesito estar con el Señor y pararme y coger ahí fuerzas. Mi día es tan loco que, cuando cuelgo algo en redes sociales, me dicen: «¿Cómo puedes llevar toda la casa?». Pues porque empiezo por lo que hay que empezar. Si no, me saldría todo al revés.
—¿Y por dónde hay que empezar?
—Me levanto a las 7, voy a la iglesia más cercana a mi casa y empiezo con la Misa. Lo necesito. No es que quiera o deba, es que necesito pararme y centrar mi día.
Este año cumplo un cambio de decenio y voy a hacer un agradecimiento. Hay quien dirá: «¿Por qué? Si has enterrado a tu marido». Doy las gracias porque de todas estas situaciones hemos salido reforzados y hemos sabido encontrar el cielo a pesar de todos esos momentos. Nos podemos levantar, no estamos en silla de ruedas, tenemos comida y seguridad.
—¿Qué frutos espera del libro y de su presentación?
—Me hace ilusión porque es un libro que escribí hace unos meses y no me había podido dedicar a presentarlo. Voy a empezar una ruta por España y el Mediterráneo y creo que podrá ayudar. Muchas veces me dicen: «Si tienes tantos hijos, ¿cómo te pones a viajar?». Porque me hicieron influencer sin que yo quisiera convenciéndome para hacerme Instagram. Todos los meses tengo 15 millones de visualizaciones, que es una burrada, y puedes aportar para que la gente sea feliz en este mundo cruel.
Al final, la gente necesita tocar. Haces un esfuerzo, dejas a tu familia y coges un avión diez horas. Y al final, cuando el viaje acaba, siempre te dicen: «Gracias, Rosa, que sepas que nos has tocado el corazón». La gente necesita ver que detrás de esto hay una persona real.