Entidades humanitarias denuncian que a las puertas de Gaza hay «toneladas de comida sin tocar»
Más de 100 ONG, incluidas una decena de católicas, piden la intervención de la comunidad internacional ante el «crimen de guerra» que supone imponer el hambre en la Franja
«Los niños les dicen a sus padres que quieren irse al cielo porque en el cielo al menos hay comida». Esta anécdota, narrada por el trabajador de una ONG, refleja la cruda realidad que se vive cada día en Gaza. Está recogida en un comunicado hecho público este miércoles por 115 organizaciones humanitarias, entre las que se encuentra una decena de entidades católicas. Reclaman esfuerzos para «salvar vidas antes de que no quede ninguna que salvar».
Con motivo de los dos meses del lanzamiento del sistema de reparto de ayuda de la controvertida Fundación Humanitaria para Gaza (GHF por sus siglas en inglés), los firmantes revelan que los médicos están detectando cifras récord de desnutrición. Este problema afecta «especialmente entre niños y ancianos. Los adultos se desmayan por la calle por el hambre y la deshidratación». La falta de agua potable y la acumulación de basura hace que se extiendan enfermedades como la diarrea.
Los 28 camiones cuya ayuda se reparte de media diariamente «distan mucho de ser suficiente para más de dos millones de personas». De hecho, las entidades «estamos siendo testigo de cómo nuestros propios compañeros y socios se consumen ante nuestros ojos». Los trabajadores humanitarios «se están uniendo a las mismas colas de reparto de comida, arriesgándose a que los disparen solo para alimentar a sus familias».
El comunicado denuncia además que el sistema actual, puesto en marcha entre Estados Unidos e Israel y bajo control militar, sigue causando muertes no solo indirecta sino directamente. «Las masacres en los puntos de distribución de comida ocurren casi diariamente», con 875 víctimas mortales confirmadas por la ONU hasta el 13 de julio. 201 fallecieron mientras se dirigían a ellos y el resto allí mismo.
Otro problema es que este sistema contribuye al desplazamiento de la población. Unido a las órdenes de desplazamiento como la emitida el pasado domingo, los gazatíes han quedado confinados en «menos del 12 %» de la superficie de la Franja.
Fallido acuerdo con la UE
Todo ello ocurre mientras en almacenes fuera de Gaza como incluso dentro de la Franja hay «toneladas de comida, agua limpia, suministros médicos y de refugio y combustible sin tocar». A las entidades humanitarias no se les permite acceder a ellos o repartirlos.
«Las agencias tienen la capacidad y los suministros para responder a escala». No es que un sistema de reparto liderado por la ONU haya fallado. Más bien «se le ha impedido funcionar». Por otro lado, el acuerdo del 10 de julio entre la UE e Israel para aumentar la ayuda no ha supuesto «ningún cambio real sobre el terreno». Esto lleva a las organizaciones humanitarias a recordar que «someter a civiles al hambre como método de guerra es un crimen de guerra».
Por ello, reclaman un alto el fuego, que se ponga fin al asedio, se abran todos los puntos fronterizos terrestres, se restaure totalmente el flujo de entrada de alimentos, agua potable, suministros médicos y de refugio y combustible a través de un «mecanismo con principios liderado por la ONU».
El texto incluye reivindicaciones concretas para la comunidad internacional: «Debe dejar de esperar a que les den permiso para actuar». Pide a los Estados «medidas concretas para poner fin al asedio, como detener los envíos de armas y munición».
Entre las entidades firmantes, figuran Caritas Internationalis y las de Jerusalén, Alemania, Reino Unido (CAFOD) y Canadá (Desarrollo y Paz); la Familia Internacional de Organizaciones Católicas de Justicia Social (CIDSE), Pax Christi Internacional y tres nacionales y el Fondo Católico Escocés de Ayuda Internacional. También se incluyen otras entidades de inspiración cristiana, por ejemplo vinculadas a otras confesiones.