Matoya Martínez-Echevarría: «Las prisas nos impiden contemplar la belleza» - Alfa y Omega

Matoya Martínez-Echevarría: «Las prisas nos impiden contemplar la belleza»

La artista presenta Eterno es el instante hasta el 31 de mayo en el Espacio Jovellanos de Madrid. Esta exposición no deja indiferente a nadie; tanto es así, que uno de los cuadros ha llegado incluso a salvar una vida

José Calderero de Aldecoa
Matoya Martínez-Echevarría
Foto cedida por Matoya.

¿Hay eternidad en la cotidianidad?
Desde luego. Cada instante que vivimos puede tener valor de eternidad. No somos conscientes de ello, pero cada cosa que sucede en nuestra vida tiene una proyección hacia lo eterno.

¿Qué nos hace falta para descubrir esto?
Lo primero de todo es parar. Vivimos una vida alocada. Vamos corriendo a todos lados. Nos perdemos una sonrisa, un abrazo, una puesta de sol. Nos hemos metido en una dinámica —yo la primera— de móvil, fotos, corre que te corre, y no damos la importancia que debemos a lo cotidiano. Las prisas nos impiden contemplar toda la belleza que nos rodea. Entonces, hay que parar y luego tomar conciencia de que somos ciudadanos del cielo. Estamos insertos en una primera etapa, pero la definitiva viene tras la muerte. Con ese horizonte, cada momento vivido puede llegar a ser un anticipo de esa segunda etapa que nos aguarda.

En la reflexión que marca el hilo argumental de la muestra, habla de su nieto tirando de las cortinas. En su caso, ¿qué papel juega la familia en este camino hacia la eternidad?
Uno grande. Antes hablábamos de la necesidad y de la importancia de parar, y mi nieto tirando de las cortinas me permite dejar a un lado el último post de Instagram e incluso ese cuadro que está por terminar y caer en la cuenta de lo que está sucediendo. Pero no con una intención de juicio, sino de contemplación. En esa reflexión a la que alude, también se dice que «si consiguiéramos salir del ya, llegaríamos al ahora». Pues eso.

¿Y el arte?
El arte para mí es algo sobrevenido. Quiero decir que yo estudié Derecho, me dediqué al periodismo y a la moda y luego ya, en la última etapa de mi vida, al nacer mi quinta hija, fue cuando empecé a expresar mi creatividad en un lienzo. Pintaba lo que había vivido en viajes hasta que Hakuna entró en mi vida a través de mis hijos. El fundador, José Pedro Manglano, me hizo varias sugerencias y encargos y así se fraguó, por ejemplo, el cuadro Madre de Hakuna o Trueno; con los que, para mi sorpresa, la gente ha empatizado y en torno a los que han ocurrido cosas increíbles.

¿Por ejemplo?
En una ocasión me escribió una chica a través de Instagram que me confesó que había estado a punto de suicidarse, pero que gracias precisamente a la canción de Hakuna que se llama Trueno y a mi cuadro que está basado en ese tema, se echó atrás en el último momento y volvió a casa. Cuando me contó esto, le pedí el número y la llamé para preocuparme por ella. He reflexionado mucho sobre esto y al final me he dado cuenta de cómo Dios se las ingenia con tan poco para llegar al corazón de la gente.

Pintura y música

Trueno está basado en un tema de Hakuna. Aquí la canción y la obra.

El cuadro, la verdad, es muy sugerente. ¿Qué quería expresar al pintarlo?
Primero quiero decir que una cosa es la emoción interior que uno tiene para pintar un cuadro y otra lo que este le sugiere al espectador. En concreto, la obra surgió a raíz de la canción de Hakuna, que está compuesta por mi hijo mayor. Se llama Trueno. En realidad, es la historia de mi familia. Él intenta transmitir lo que siente ante la vocación al sacerdocio de sus hermanos. Para mi cuadro pensaba en que un hermano que cuida a otro hermano es más fuerte que una ciudad amurallada. Y la vocación es como un trueno que sale de esa fortaleza, que es nuestra familia.

¿Qué desearía que pasara con todos aquellos espectadores que vayan a pasar por el Espacio Jovellanos?
Eterno es el instante, que es como se llama la exposición, lo concibo como un espacio en el que quiero que ocurran cosas en torno a la belleza. Va a estar abierta hasta el 31 de mayo. Me gustaría que conmoviera y que también sirviera de punto de encuentro. De hecho, hemos organizado distintos actos para juntarnos, desde tertulias literarias hasta testimonios de conversión o talleres de arte.

¿Cuál es el cuadro más especial que ha pintado?
Hay dos muy especiales, que además los tiene el Papa: El cielo aguarda y Madre de Hakuna. Para el último utilicé de modelo a mi hija. Ella nació con un tema médico complicado y por aquel entonces pintaba para relajarme. Años después, que aparezca en una de mis obras es algo que me emociona.