Médico especialista en sueño: «Los menores de 6 años no deberían tener acceso a las pantallas»
El doctor Javier Albares alerta del uso desmedido de dispositivos. Afecta a los menores a nivel físico y mental, advierte.
¿Qué importancia tiene el sueño para los niños?
—El sueño es un pilar básico para la salud de los menores. Están en un periodo de crecimiento físico y mental y es importantísimo que ese crecimiento se produzca de forma correcta. Es clave para que puedan tener una buena inmunidad, un buen sistema cardiovascular, un buen crecimiento osteomuscular y un buen sistema endocrino y metabólico. También para su estado de ánimo y para su aprendizaje. El dormir bien, además, es fundamental para el desarrollo de las capacidades neurocognitivas, como la memoria, la concentración o la atención.
¿Y qué impacto tienen las pantallas sobre el sueño de los niños?
—Las pantallas en general, pero los smartphones en particular, son el gran ladrón del sueño de los niños y adolescentes. Las usan demasiadas horas —muchas más de las que están indicadas para su edad— y las suelen utilizar más a última hora del día, con lo cual, se ve afectado el sueño de forma clara. Duermen menos horas de las que necesitan. Pero es que, además, tienen luz, el principal factor que regula la melatonina. Si las utilizan cuando se van a la cama confunden al cerebro, que entiende que no toca dormir. Así, el móvil hace que sus sueños sean más fraccionados y de peor calidad. Algunos estudios demuestran que incluso está relacionado con mayor incidencia, por ejemplo, de pesadillas.
Estamos ya en pleno verano escolar. ¿Es una época más susceptible para que los niños abusen de ellas?
—Sin ningún tipo de duda. Es una combinación de circunstancias peligrosas. No debería ser así, porque más tiempo libre tendría que implicar más tiempo en familia, de calidad; más momentos de juego con gente de su edad; juego real, analógico, al aire libre. Pero la realidad es que, al final, en los veranos, los menores muchas veces pasan más tiempo solos y frente a las pantallas. Hay que intentar que las vacaciones no traigan consigo más exposición a ellas, sino todo lo contrario.
¿Hay algún uso saludable de los dispositivos para los niños?
—Lo que dicen los estudios científicos, lo que nos aconsejan las sociedades médicas, es que los menores de 6 años no deberían tener acceso a las pantallas en ningún caso. Entre los 6 y los 12 años deberían utilizarlas menos de una hora al día y entre los 12 y los 18, menos de hora y media al día. Y eso está tremendamente lejos de la realidad. Hoy tenemos niños de 6 años, incluso menores de 2 años, cuyas rabietas son calmadas con un móvil. El famoso chupete electrónico. Pero no hay que olvidar que, que un niño tenga rabietas, entra dentro de la normalidad. Es parte de su neurodesarrollo. Tienen que expresar sus emociones y la dificultad que tienen para adaptarse a nuevas situaciones. Si las cortamos con un dispositivo, estamos bloqueando ese aprendizaje.
Habla del chupete electrónico, pero ¿qué opina de su uso desproporcionado por parte de los adultos en general y de los padres en particular, incluso delante de sus hijos?
—Cada vez estamos más deshumanizados, miramos menos al prójimo, al que tenemos al lado. Es verdad que nos acercan al que está lejos, incluso al que no conocemos, pero nos alejan de los que están más cerca. Eso es un problema importante. En el caso de los padres, hay que darse cuenta de que los niños no van a hacer aquello que les decimos, sino aquello que ven que hacemos. Los adultos tenemos que ser coherentes en la educación que damos a nuestros hijos. Si nosotros utilizamos los dispositivos constantemente, incluso cuando ellos nos necesitan, cuando lleguen a la adolescencia tendrán interiorizado el uso del móvil también en el contexto familiar. Así será muy difícil que hagan caso a nuestras indicaciones. Tenemos la obligación de cuidar y educar a nuestros hijos y eso implica poner límites. Son imprescindibles en la educación.
La Comunidad de Madrid acaba de prohibir las pantallas de uso individual en Primaria y Secundaria. ¿Qué le parece esta medida?
—Me parece una medida muy necesaria. Hay que proteger a los niños de ellas en los colegios. Lo que nos ha dicho la ciencia es que, a mayor grado de digitalización de las escuelas, peor rendimiento en el informe PISA. Además, hay que tener en cuenta que su uso en el colegio frena la capacidad que tienen los padres de limitarla en casa. Si a un niño le ponen deberes con la tableta, ¿cómo se establece el límite? Es más complejo.
Vemos que es un tema de actualidad. Usted mismo no deja de aparecer en los medios.
—Sí, ahora mismo es un asunto que se está debatiendo. Pero hay que tener cuidado y acudir a la ciencia. Esta nos dice que las pantallas tienen consecuencias importantísimas para nuestra salud, especialmente para los más pequeños. Es justo el mensaje contrario a lo que nos vendieron las tecnológicas, que nos decían que iban a hacer a nuestros hijos más listos, más felices, más sanos y que aprenderían mejor. Eso era una auténtica mentira. Hay que concienciar sobre ello y dar herramientas a las familias para que puedan atajar las consecuencias que el abuso de pantallas ha generado en sus hijos.