Parolin: «La tristeza que nos embarga la vivimos como los apóstoles por la muerte de Jesús»
Este domingo se ha celebrado en la plaza de San Pedro una multitudinaria Misa en sufragio por el Papa Francisco como parte del segundo día de los Novendiales
Este domingo, además del Domingo de Pascua, ha sido el segundo día de los llamados Novendiales, es decir, los nueve días que ha establecido el Vaticano para despedir al Santo Padre con diferentes celebraciones eucarísticas. El primero fue la Misa exequial que tuvo lugar este sábado.
«El Pastor que el Señor donó a su pueblo, el Papa Francisco, terminó su vida terrena y nos ha dejado», ha expresado el exsecretario de estado, Pietro Parolin, que ha presidido la multitudinaria Eucaristía. «El dolor de su partida, el sentido de tristeza que nos embarga, la turbación que percibimos en el corazón, la sensación de pérdida, todo esto lo estamos viviendo, como los apóstoles acongojados por la muerte de Jesús».
En la Misa han rezado por el difunto Pontífice especialmente los empleados y fieles de la ciudad del Vaticano. A todos ellos, Parolin les ha asegurado que Francisco, desde su elección como Santo Padre, «nos ha recordado y repetido con frecuencia que el Señor se presenta ante nosotros en los momentos de oscuridad para iluminar nuestros corazones».

A los miles de adolescentes que han llegado de todo el mundo a la capital italiana para la canonización de Carlo Acutis y para el Jubileo de los Adolescentes y se han encontrado velando al Papa Francisco, Parolin les ha dirigido también unas palabras: «La alegría pascual, que nos sostiene en la hora de la prueba y de la tristeza, es algo que hoy se puede casi tocar en esta plaza; la vemos impresa sobre todo en los rostros de ustedes, queridos chicos y adolescentes que han llegado desde todo el mundo a celebrar el Jubileo». Además, ha añadido que el difunto Papa «hubiera deseado encontrarlos, mirándolos a los ojos, y pasado entre ustedes para saludarlos».
En la homilía también se ha hecho alusión a desafíos globales actuales como la tecnología o la Inteligencia Artificial, que no están reñidos con «alimentar la vida con la verdadera esperanza, que tiene el rostro de Jesucristo. Nada será demasiado grande o arduo con él. Con él no estarán nunca solos ni abandonados, ni siquiera en los momentos más duros».