Tony viajó a Cobeña para regalar el libro por el que pagó 400 euros
Alcalá de Henares acaba de anunciar la recuperación de un registro de difuntos robado hace más de 20 años y reaparecido
en Moldavia
A comienzos de siglo, la parroquia de San Cipriano, en Cobeña (Madrid) sufrió un robo. El párroco, Aniceto Carvajosa, lo denunció ante la Guardia Civil pero la investigación no dio resultado. Fallecido hace un par de años, no pudo celebrar la reciente recuperación de la pieza de más valor: un libro de difuntos del siglo XVII. Ocurrió en primavera, aunque la diócesis de Alcalá de Henares, a la que pertenece la iglesia, la anunció la semana pasada.
Un día Juan Antonio Martínez, su sucesor, recibió una llamada. «Un señor con acento alemán me dijo chapurreando español que tenía un libro de muertos de Cobeña. Estaba en el Ayuntamiento, donde le habían dado mi teléfono». Pensó que era una broma, hasta que una conocida suya, que estaba cerca de su interlocutor, intervino para facilitar la conversación en inglés. Le contó que lo había comprado en un mercado de libros antiguos en Moldavia y quería devolverlo. «Entones recordé que Aniceto me había hablado de ello», narra. Se comprometió a reunirse con el visitante lo esa misma tarde. Entre tanto, la improvisada traductora lo invitó a comer.
Martínez informó al Obispado, y este a su vez a la Guardia Civil. No habrá una investigación. Tras semejante aventura, el libro está depositado en el archivo diocesano, a salvo del fuego y la humedad. Pero lo que más admira al sacerdote es que «Tony se presentara desde Alemania arriesgándose a no encontrarme».

Se refiere al protagonista de esta historia: Anthony Fekete, británico de nacimiento pero germano de adopción. Anteriormente empleado de banca, ahora se dedica a enseñar sobre pagos y tarjetas de crédito, sobre todo en África. En su tiempo libre, viaja buscando libros para su colección sobre los idiomas y el papel del lenguaje en la cultura. Relata a Alfa y Omega que hace cuatro años estaba por negocios en Chisináu, la capital de Moldavia. «Como hago siempre» fue al mercado en busca de nuevas adquisiciones. Encontró este libro en el puesto de un conocido. Sabía que era un libro de difuntos pero su curiosidad se despertó por «lo misterioso de que un manuscrito español llegara a Moldavia». Martínez especula que los ladrones, seguramente poco avezados, «debieron de pensar que se habían llevado un libro con un valor económico grande. Pero no lo tenía» y por eso acabó en una librería de viejo. Fekete pagó por él 400 euros, un precio «bajo» para un documento histórico.
En contraste, su interés documental es enorme. Así lo comprobó el coleccionista al bucear en sus páginas. «Pensé que no estaba bien conservarlo en mis estanterías. Pertenecía a la Iglesia». Narra que intentó contactar con sus propietarios durante un año, sin éxito. Por eso, cuando visitó Madrid por trabajo, «decidí traerlo y presentarme en Cobeña».
Ahora que también se ha digitalizado el volumen, el párroco espera que surjan investigadores dispuestos a profundizar en él. Uno de ellos es Daniel García Magariños, vicepresidente de la Institución de Estudios Históricos de Cobeña. Explica que su interés «viene dado por que la mayoría de archivos parroquiales en Cobeña y los alrededores fueron destruidos durante la Guerra Civil». Además, «en un desdichado accidente se quemaron todos los protocolos notariales de Alcalá de Henares y su comarca anteriores a 1830». Así, este libro es de las pocas fuentes existentes sobre esa zona y época. Cuando su labor ya haya producido algunos datos preliminares, el párroco desea organizar un acto cultural y de homenaje a Tony exponiendo el libro. «Al alcalde le parece estupendo». Con todo, Fekete asegura que esta experiencia ya «me ha generado un gran placer al entregar libros y ayudar a la comunidad», contribuyendo a «una mejor comprensión de su historia».

- El libro recoge los decesos entre 1681 y 1752. El párroco de Cobeña asegura que hará falta «bastante tiempo» para investigarlo.
- En él se puede encontrar información como si los fallecidos habían recibido los sacramentos y de quiénes eran familia.
- Como el propio templo actuaba como cementerio, se registra en qué parte del mismo descansa cada persona registrada.
- La primera página representa el templo y el precio de la sepultura por zonas: de un ducado (200 euros) a cuatro según la cercanía al altar, con zona gratuita para los pobres.
- Incluye las propiedades de la gente, pues se hacía testimonio ante el cura. Esta información es muy útil para conocer la economía local.